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¿COMO VALUAR ACTIVOS DE PROPIEDAD INTELECTUAL?

Uno de los grandes problemas cuando un activo intangible es el objeto de un litigio o de una transacción es tasar su valor, de ahí que, a los abogados expertos en propiedad intelectual, se nos pregunte muy frecuentemente: “¿Cuánto vale mi marca?”…

“¿Cuánto vale mi patente?” “¿Cuánto vale mi nombre?” estas preguntas, como veremos, no son tan fáciles de resolver, pues entrañan consideraciones de tipo jurídico y contable.

Ahora bien, la respuesta mas concisa y didáctica  que se puede otorgar a la pregunta de cómo valuar activos de propiedad intelectual, está comprendida en las Normas Internacionales de Contabilidad (38 y 40) y la NIFF 13, en las cuales se exponen los siguientes factores como determinantes para valuar un activo intangible:

En primer lugar, es importante valorar que los intangibles sometidos a este proceso, de hecho, puedan ser considerados como activos, lo cual se establece a través de tres criterios:

  • Identificable: un activo es identificable si (I) puede separarse de la sociedad comercial por medio de contratos de transferencia, por ejemplo (franquicia, licencia, etc) y (II) surge de derechos contractuales o legales.

  • La entidad debe poder controlar el activo intangible: esto quiere decir que la entidad debe, al mismo tiempo, estar en capacidad de explotar el activo y excluir a los terceros de los beneficios que él pueda rendir. Aquí es donde cobra vital importancia iniciar y complementar los procesos de innovación, negociación o registro contando con una buena asesoría legal, pues en gran parte el control que se puede ejercer sobre un activo será de este tipo, ya sea a través de la obtención de títulos de propiedad para protegerlo o a través, por ejemplo, de contratos de confidencialidad y no competencia para resguardar el conocimiento que se origine o sea compartido con empleados de la organización.

  • Finalmente, el activo debe producir beneficios económicos futuros para poder ser considerado como tal.

 

Dice la norma en comento, que para poder reconocer una partida como activo intangible se debe cumplir con los requisitos ya enumerados y aparte contar con los criterios para su reconocimiento, que son:

  • Que los beneficios económicos futuros que se han atribuido al activo ingresen a la entidad.

  • Que el costo del activo puede ser medido de forma fiable: ello se realiza bajo la base del principio ya expuesto, teniendo en cuenta que un activo intangible se medirá inicialmente por su costo.

Una vez identificado que nos encontramos ante un activo intangible, es importante considerar el concepto de “Estándar De Valor Razonable”, el cual debe ser el principio rector durante todo el proceso de valuación, pues de no tenerse en cuenta todos los resultados obtenidos carecerán de sustento real, la NIFF 13 lo define así:

“Valor razonable es el precio que se recibiría por vender un activo o pagado para transferir un pasivo en una transacción ordenada entre participantes del mercado en la fecha de medición”.

Lo anterior nos habla de medir el intangible en un contexto transaccional objetivo, es decir, dentro de su mercado, entendido este como un espacio virtual de intercambio delimitado por limites temporales y territoriales. Básicamente, si los participantes del negocio en especifico, en la búsqueda de sus propios intereses, resultan satisfechos con el precio del contrato de traslación, existirá razonabilidad en los estudios de supuestos, enfoques, metodologías, proyecciones y componentes que se realicen para determinar el valor del activo intangible.

Existe, finalmente, otro concepto que sirve para sesgar el valor otorgable a este tipo de activos, a saber, el “GOODWIIL”, dicho criterio es de tipo residual y no contable, y se puede emplear para estimar cuanto generan los activos intangibles no tratados expresamente por la norma NIC-38, que serían aquellos que, generalmente, aportan gran valor a la empresa pero que no se pueden separar de ella (capital humano, organigramas, ETC).

Todo lo expresado nos lleva a dejar los siguientes consejos, a manera de conclusión:

  1. Identifique correctamente si el bien inmaterial puede considerarse como activo, teniendo en cuenta el flujo de caja que ellos producen y si se ajustan a los criterios anteriormente enunciados.

  2. Arriesgue mucho para ganar mucho; pero no lo haga solo, busque el acompañamiento adecuado, particularmente si el conflicto se relaciona con una transacción o disputa. Un consejo experto le permitirá proteger e intercambiar sus activos bajo el mejor esquema posible.

  3. Tenga en cuenta que existen diversas metodologías para valuar y que este ejercicio es estrictamente subjetivo y complejo a nivel técnico, por lo cual potencialmente será sometido a discusión por entidades administrativas, contrapartes y terceros.

  4. Sea estratégico en el tratamiento de los activos intangibles, reconsidere los modelos y planes financieros según los cuales actualmente los maneja, busque planes de financiación y alianzas estratégicas para explotarlos de manera eficiente.

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